Evidentemente no se trata de esbozar biografías sino de penetrar en la formación y profesionalidad de quienes fueron protagonistas de los sucesos o contribuyeron bibliográficamente con mayor intensidad.
Entre los
aficionados, ajenos al aparato oficial:
Juan de Dios Aguado y
Alarcón, auténtico descubridor
del yacimiento del Cerro de los Santos. La personalidad de este
vecino de Corral Rubio, primer informante no está clara. Es
obvio que era un hombre culto, dotado de facultades artísticas
pues dibujó "in situ" todo un cuaderno de apuntes
sobre las esculturas (que pasó al cura Serrano y pudo manejar P.
París). No tuvo ningún afán de protagonismo y sólo cuando la
bibliografía del Cerro comienza a menudear y se atribuye la
autoría del hallazgo a V. Juan y Amat escribe dos artículos con
el título "El Cerro de los Santos. Una
aclaración" (Revista de Historia Latina, Barcelona,II 1.875
y III 1.876) puntualizando su participación y la comunicación a
la Academia.
Carlos Lasalde, el gran protagonista del Cerro de los Santos.
Religioso calasancio del Colegio de los Padres Escolapios de Yecla
es buen representante de los clérigos cultos y eruditos.
Cultivó múltiples materias y cayó también en la tentación
del coleccionismo (monedas). Se comprometió voluntariamente en
la exacavación del Cerro, utilizando incluso la fotografía como
instrumento documental. Destaca por su tolerancia, minuciosidad y
visión integradora, llevando la teoría de muchas lecturas sobre
excavaciones y fuentes clásicas al terreno de campo.
Autor prolífico de enfoque divulgativo y pedagógico su obra histórica, tendente a la egiptofilia y obsesionado por la epigrafía, fue motivo de discusiones y polémicas. Dentro de sus extensa obra de muy variada temática (López Azorin, 1994, passim) un buen número de publicaciones (de 1871 a 1893) se encauza hacia la integración del Cerro de los Santos en el contexto de los bastetanos, artífices de las esculturas. Destacan la mencionada Memoria de los PP. Escolapios, el artículo ya citado de 1871, escrito con el propósito de suscitar la atención de los entendidos, y "Las Antigüedades bastitanas" (Rev. Calasancia, XXII, 1893) último de esta serie, rescatado por López Azorin, para fortuna de la bibliografía.
Receptivo de carácter y con enorme sensibilidad por el patrimonio histórico, se mantuvo al margen de la arqueología oficial, nunca publicó en las series académicas y declinó el honor de la Cruz de Carlos III ofrecida en 1871 instancias del Museo Arqueológico Nacional.
Vicente Juan y Amat, chamarilero y falsificador, conocido como "el
relojero de Yecla". Era un pobre pícaro
que llegó a autodenominarse "celebre arqueólogo".
Sabía todos los oficios y ninguno, tenía buenas manos y
ejerció de afinador de pianos, "sacamuelas" y
curandero. Astuto y falaz se creció con el protagonismo en las
estauas del Cerro y las ventas ( entre 1871 y 1885) al MAN,
cándido ante sus dobleces. Paradojas de esta historia, la
irónica donación de una soberbia escultura falsa a la primera
Comisión del Museo y los ajustes de precio en ventas posteriores
le valieron las encomiendas de Isabel la Católica y de Carlos
III .
Sin preparación adecuada y lego en materia de arte y arqueología ("humilde artesano", según los Escolapios) desde noviembre de 1870 volcó toda su actividad en las antigüedades rebuscando y comprando en la comarca y a vendedores de Barcelona o Valencia a la vez que adquiría, no se sabe cómo, ciertas habilidades en esculpir y pintar. Murió loco y desamparado en la Casa de la Misericordia de Alicante, lugar en que Engel lo localizó en 1891 cuando por boca del desdichado quiso llegar a la verdad del fraude.
Pascual Serrano Gómez, Profesor de Instrucción Pública de Bonete y
excavador del LLano de la Consolación (coleccionista local y
obsesionado por la identificación de Ello). En colaboración con
el cura D. Antonio José González, párroco de Montealegre y
aficionado a la arqueología emprende las primeras excavaciones
en 1.891 en un intento de emular la fama alcanzada por el Cerro
de los Santos. Mantuvo amistad con Aguado, descubridor
del Cerro, con Engel y París y también con el numismático
Antonio Vives cuya intervención fue decisiva para que las
esculturas de la campaña de 1897 pasaran a la Academia de la
Historia ( y de allí al MAN).
Entre los
profesionales, vinculados a instituciones gubernamentales,
destacan:
José Amador de los Ríos
y Serrano, reconocido erudito ,
fue el único académico que dio respuesta científica al informe
de Aguado y Alarcón publicando por primera vez la noticia bajo
el título "Algunas consideraciones sobre la estatuaria
durante la monarquía visigoda" (El Arte en España, I,
Madrid, 1862 y II,1863) ilustrando con litografías de P. Aznar
los hallazgos del Cerro. Fue Académico de la Real Academia de la
Historia, Catedrático de Historia Crítica de la Literatura
Española y segundo director del Museo Arqueológico Nacional.
Bibliografía y hechos evidencian su exacervado nacionalismo. Por
su talante conservador (Diputado en la legislatura 1863-64),
adicto a la monarquía isabelina, sufrió un atentado político
en los agitados días de la Revolución de septiembre de 1868,
presentando la dimisión como Director del MAN cuando no había
cumplido ni siquiera un año de mandato. Privado de su Cátedra y
caído en desgracia política, murió en 1878.
Juan de Dios de la Rada y
Delgado, gran gestor y erudito. A
decir de Marcos Pous (Museo, 62) fue el arqueólogo más
prestigiado y conocido de su tiempo. Formado en Derecho,
desempeñó las Cátedras de Arqueología, Epigrafía y
Numismática en la Escuela Superior de Diplomática en la que
también ostentó la Dirección. Tanto en esta Escuela como en
sus actuaciones como Facultativo o Director del Museo se
caracterizó por ser un hombre metódico, tremendamente activo y
eficiente con gran iniciativa. Formó parte de la Fragata
Arapiles, viajó por Oriente, Egipto, Grecia y Palestina e
impulsó las Comisiones del MAN, la redacción de los
Catálogos... y cofundó la espléndida serie Museo Español de
Antigüedades, de la que también fue Director (de un total de XI
números publicó 41 artículos).
Compartió con Amador de los Ríos afinidades políticas monárquico -conservadoras y entre los numerosos cargos públicos, siempre de carácter directivo figura el de Senador del Reino. Comisionado por el Museo para adquirir estatuas del Cerro de los Santos redactó con Malibrán el correspondiente informe (1871) y eligió como Discurso de Ingreso a la Real Academia de la Historia (27 de junio de 1875) el tema Antigüedades del Cerro de los Santos en el término de Montealegre (incluyendo esculturas auténticas y falsas) . El discurso vuelve a publicarse íntegro con el título "Antigüedades del Cerro de los Santos, en término de Montealegre, conocido vulgarmente bajo la denominación de antigüedades de Yecla" en Museo Español de Antigüedades, VI, 1.875 y en la misma revista (VII,1.876) dedica otro artículo titulado "Nuevas esculturas procedentes del Cerro de los Santos en término de Montealegre del Castillo adquiridas por el Museo Arqueológico Nacional".
Paulino Savirón y Esteban, Pintor y grabador, Ayudante de segundo grado del MAN,
colaboró con Rada en la ordenación de los fondos y junto con el
Facultativo D. Juan Arturo Malibrán, oficial de primer grado
(nombrado por el gobierno durante la revolución de septiembre de
1868 y cesado en 1874 con la Restauración) formó parte de la
primera Comisión enviada al Cerro de los Santos.
Asimismo participó en otras dos comisiones y dirigió las
excavaciones de 1871. Al conocer que Rada preparaba su discurso
sobre las esculturas del Museo y ante la falta de dinero para
editar la memoria optó por publicar los artículos ya
mencionados, en RABM, revista en la que había aparecido también
" Estatua de piedra procedente del Cerro de los
Santos, en la provincia de Albacete" ( III, 12,
1.873 ) con un dibujo del propio autor sobre la Dama del Cerro.
Pedro Ibarra y Ruiz. Arqueólogo y cronista ilicitano. Cursó Bellas Artes
en Barcelona y se diplomó en Archivos, Bibliotecas y
Antigüedades (1.891).Destacó y ejerció de periodista pero
también actuó de Facultativo de la Comisión de Monumentos de
Alicante, impulsó la creación del Museo provincial y cofundó
en 1.890 la Sociedad Arqueológica Ilicitana de la que también
fue director. Entre sus honores cuentan ser correspondiente de la
Academia de Historia española, del Instituto Imperial de Berlín
y el título de Cronista honorario de Elche, en reconocimiento a
su labor local, prolongada hasta bien entrado el siglo XX.
Dio noticia de los hallazgos de Agost, acaecidos en 1.893 ("Descubrimiento en Agost, las esfinges icositanas", El Liberal, Alicante, 1894) y publicó una Historia de Elche (Alicante, 1895). Con todo, su nombre está indisolublemente unido al hallazgo casual de la Dama de Elche minuciosamente registrado en Memoria histórico descriptiva del descubrimiento verificado en la zona de la Alcudia en la tarde del 4 de agosto de 1897, que depositó en el Instituto General y Técnico de Alicante. Con rapidez (10 de agosto) comunicó el hallazgo a la Academia de la Historia y a investigadores españoles y extranjeros, difundiendo la noticia en Inglaterra, Francia y Alemania. Pese a todas sus instancias ninguna institución española hizo sombra a la oferta del Louvre para adquirir el busto de "la Dama", propiedad de sus sobrinos la familia Campello. A raíz del hallazgo desplegó una gran labor de información periodística, extendiendo el nombre de Elche por semanarios y revistas. Ante las injustas acusaciones sobre su mediación en la venta de la estatua se defiende públicamente y aclara los hechos en el periódico madrileño El País, (8 de noviembre de 1897) y en un artículo titulado "Sobre arte español" (respuesta a una carta de Montemar, publicada en el Heraldo de Madrid, con fecha 27 de octubre del mismo año).
Su orgullo local se patentiza en su escrito "Illici. Nuevo hallazgo" (Rev. Asoc. Art. y Arq. Barcelonesa, 11, 1989) con detallado balance de la repercusión bibliográfica del busto de Elche entre los investigadores extranjeros. A finales de ese año y en la misma Revista (núm.16) aparece "Últimos descubrimientos arqueológicos llevados a cabo en el emplazamiento de la antigua Illici", y en 1908 " Un altre toro iberic á Elx" en Anuari de l'Instiut d'Estudis Catalans, III, 1908.
Algo que llama la atención es la no publicación de la Memoria de Ibarra y la ausencia de sus artículos relativos a la Dama en los medios oficiales de Madrid ¿fue una velada represalia por el "exilio" de la escultura?.
José Ramón Mélida y
Alinari. A mi juicio es el
español más señero de esta historia y representa la madurez y
el futuro de nuestra arqueología. Inicia su andadura profesional
en los años de la república (1876) como aspirante sin sueldo
del MAN. Desde 1.881 es funcionario, Jefe de la Sección de
Prehistoria y Arqueología y más tarde Director de la
institución (1916).
Estrechamente vinculado a la Institución Libre de Enseñanza y al Ateneo, llegó a ser Profesor de Arqueología en la Universidad (1912). Viajó a París, Atenas, Turquía y El Cairo en delegaciones españolas. Formado sólidamente en arqueología oriental y clásica, empezó como orientalista y logró una insólita divulgación de la cultura egipcia a través de sus novelas (la de mayor éxito Sortilegio de Karnak, 1880, escrita en colaboración con Isidoro López) (Almela en Historia, 131-134). Su interés por lo ibérico se incrementa a partir del descubrimiento de la Dama de Elche, ocupándose indistintamente de la escultura de piedra y de los pequeños bronces: el primer artículo "Antigüedades de Yecla" (Bol. de la Institución Libre de Enseñanza, VI) se publica en 1882 y en 1897/98 se ocupa indistintamente de los bronces (RABM,I,4) y del busto descubierto en Elche (el mismo título en tres revistas diferentes). Los bronces siguen centrando su atención en 1899 ("Idolos ibéricos encontrados en la sierra de Ubeda (Linares)" RABM III, 2) y 1900 ("Coleción de bronces antiguos de don Antonio Vives" RABM IV, 1, 2 y 3). De 1900 data también el clásico artículo "El jinete ibérico" (Bol. Soc. Esp. de Excurs. VIII). De todos sus trabajos sobre el tema (no agotados en esta reseña) el de mayor enjundia es el ya citado sobre la autenticidad de las estatuas del Cerro (1903 a 1905) y el hecho de que su Discurso de recepción como académico de número de la Real Academia de la Historia (8 de diciembre de 1.906) verse sobre Iberia Arqueológica anterromana. Paradójicamente, él que siempre clamó contra los "arqueólogos de Gabinete", se inicia tardiamente en la arqueología de campo y ninguno de estos trabajos se corresponde con yacimientos ibéricos.
El primer
investigador extranjero que entra en esta pequeña historia es
alemán:
Emile Hübner, Epigrafista y Catedrático de Filología Clásica en
la Universidad de Berlin. Fue enviado España en 1.860 por la
Academia de Ciencias de su país, con instrucciones de Mommsen
para estudiar y recoger las inscripciones romanas. Con su
perspicacia y conocimientos valoró tempranamente los
"ídolos" de bronce mencionados ya en su obra Die
Antiken Bildwerke in Madrid (Berlin, 1862, sin ninguna
ilustración) y en dos comunicaciones presentadas a la Academia
de Ciencias de Berlín en 1.864 (Archäologischer Anzeiger, 1864
y 1865). A su vez insiste en la necesidad de hacer un estudio de
estas pequeñas esculturas en la obra ya citada en relación con
el Cerro de los Santos (Arqueología de España,
Barcelona, 1.888, meritoriamente galardonada con el Premio
Martorell). Se ocupó de la Dama de Elche en el artículo
"Die Büste von Ilici" (Jahrbuch des Kaiserlich
Deutschen Archaeologischen Instituts 1898). Pero Hübner fue ante
todo un investigador hipercrítico y positivista y aunque no
siempre estuvo en posesión de la verdad, su nombre está unido a
la denuncia/sospecha de falsedad en las inscripciones de la
estatuaria del Cerro de los Santos.
Investigadores
franceses de mayor relevancia:
León Heuzey, Conservador del Departamento de Antigüedades
Orientales del Louvre, es un hombre clave en el reconocimiento de
la autenticidad de la escultura ibérica. Por su gestión e
instancias, A. Engel y P. París fueron enviados a España en
misión oficial, y a través de la correspondencia con estos
investigadores (que le consideraron siempre como maestro) estuvo
informado de la marcha de los descubrimientos. Dedicó a la
escultura ibérica cinco de los artículos más precoces y
atinados, publicados en diversas revistas: "Statues
espagnoles de style gréco-phenicien. Question
d'authenticité" (Comptes Rendues de l'Academie des
Inscriptions et Belles Lettres, Paris, 1.890 y Revue
d'Assyriologie et d' Archeologie Orientale, II, París,1891 y
Bulletin de Correspondence Hellénique, XV, 1891); "A propos
des statues du Cerro de los Santos" (CRAI,
1897); "Le buste d'Elche" (Revue Encyclopedique, VII,
1.897), "Le buste d'Elche et la mission de M. P. París en
Espagne" (CRAI, 1.897) y "Le taureau chaldéen a tète
humaine", Monuments et Memoires Piot, París 1899 .
Arthur Engel, a decir de P. Paris el pionero que descubrió las
tierras españolas. Miembro de la Escuela Francesa de Atenas, se
trasladó a España en 1889, Comisionado por el Ministerio de
Instrucción Pública de Francia. Los viajes por todo el
territorio español y la búsqueda y compra de antigüedades,
pronto le hicieron intuir la potencialidad y personalidad de una
cultura indígena y la necesidad de crear una sede en nuestro
territorio, en donde los investigadores franceses podrían
adquirir su gloria y consolidarse frente a los investigadores
alemanes.
Minucioso en sus anotaciones, dibujos y fotografías, en el Informe de 1.891 remitido a Francia describe un vívido panorama sobre el estado de la arqueología en España y en concreto sobre las vicisitudes de los nuevos descubrimientos. En tándem con París, siempre en la línea organizadora y pragmática, desarrolla toda una estrategia para intervenir en los yacimientos más prometedores. Entre sus muchas empresas cuenta la adquisición de esculturas ibéricas del Cerro (y las excavaciones de 1891), LLano de la Consolación, esfinges y toro procedente de Agost, el grifo y la cabeza de toro de Redovan, esfinges de Salobral... Su bibliografía en relación con el tema es muy sumaria, limitada al cumplimiento de su misión: "Rapport sur une mission archeologique en Espagne (1891, Nouvelles Archives des Missions Scientiphiques et Litteraires, III, 1.892; "Nouvelles et correspondence sur L'Espagne et sur Portugal", Revue Archéologique, 29, Paris, 1896 y lo mencionado sobre Osuna. Siempre se esforzó por mantener una relación fructífera con los estudiosos españoles.
Pierre Paris. El Napoleón de la arqueología española y un gran
hispanista. Vino a España en 1895 comisionado por la Academie
des Inscriptions et Belles Lettres y desde esta fecha hasta su
muerte en Madrid, en 1.921 su actividad se centra plenamente a la
arqueología española. Su nombre está estrechamente vinculado a
la compra de la "Dama de Elche", narrada fielmente en
la correspondiente parte de Promenades Archéologiques en Espagne
(París, 1910).
Soñó con conquistar España pero al igual que Engel de "conquistador" pasó a conquistado y a su pluma debemos su sueño de escribir una historia de arte español indígena, plasmado en la obra Essai..., un auténtico clásico de la arqueología española, galardonada con el premio Martorel de 1902 a la mejor obra original de arqueología española.
Entre otros escritos cabe citar: "Sculptures du Cerro de los Santos", Bulletin Hispanique, 1901; "Bronzes spagnols de style gréco-asiatique", Revue Archéologique, XXXII, 1898; "Buste espagnol de style greco-asiatique decouvert a Elche", Monum. et memoires Piot, IV, 1989; "Le Buste d'Elche au Musée du Louvre", Revue de l'Art Ancien et Moderne, III, 1898; "Dame d'Elche au Musée du Louvre", Revue Philomatique de Burdeaux et du Sud-Ouest, 1899, "Antiquités iberiques du Salobral". Bulletin Hispanique VIII, 1906, culminando su obra en esta etapa con los vívidos relatos de Promenades archéologiques en Espagne (París, 1910) dedicados a Altamira, Cerro de los Santos, Elche, Carmona, Osuna, Numancia y Tarragona.
Fundador de la Casa de Velázquez (1928) y Profesor de Arqueología e Historia del Arte de la Universidad de Burdeos, dirigió el Bulletin Hispanique desde su fundación (1899) y en 1.910 fue nombrado Director de la Ecole des Hautes Etudes Hispaniques de la Universidad Burdeos.
Eugene Albertini, otro gran hispanista. Llegó a España en 1905 como
respuesta a las numerosas peticiones de "refuerzos
humanos" solicitados por Engel y colaboró con P. París en
las excavaciones de Elche, encargándose de su publicación.
También dedicó alguno de sus trabajos a las esculturas del Cerro
de los Santos (Bull. Hispanique, XIV, 1912).
El único nombre inglés relacionado con el tema es Horace
Sandars, Ingeniero de minas de Jaén. Por su profesión
conocía bien el territorio jienense y en esta línea publica
"Pre-roman bronze offerings from Despeñaperros in the
Sierra Morena, Spain, Archaeologia, 60-61, 1906, reafirmando el
carácter de exvotos de los pequeños bronces con una llamada de
atención sobre los restos de fundición de cobre hallados en la
cueva.